El hombre vive en sociedad, por lo que, en gran parte de sus espacios, tiene la necesidad de interactuar con colegas, clientes, empleados y líderes. En este contexto social, es básico hallar el mejor modo de relacionarse con los demás.
Para ello, las personas requerimos contar con aptitudes y cualidades para la gestión de una buena convivencia y liderazgo con los otros. Sin embargo, no todos poseen estas habilidades que hoy conocemos como inteligencia interpersonal.
En esta ocasión, abordamos este término, sus aplicaciones en el mundo de los negocios y cómo puedes entrenar tus capacidades para mejorar la forma en que convives e interactúas con la gente que ves todos los días.
Qué es la inteligencia interpersonal
La inteligencia interpersonal es el conjunto de habilidades que una persona posee para relacionarse de un modo sano, proactivo y enriquecedor con otros individuos. Gracias a estas aptitudes, los miembros de un equipo pueden trabajar de forma colaborativa, eficiente y empática.
Debido a que todos nos formamos en un ambiente social, es probable que ya contemos con la capacidad de interactuar con otras personas. Sin embargo, no todos tenemos desarrollamos de la misma forma esta destreza.
Características de la inteligencia interpersonal
Existen muchas aptitudes que ayudan a trabajar en grupo, pero no todas las habilidades sociales forman parte de la inteligencia interpersonal, pues esta se diferencia de otros tipos de inteligencias como la emocional, musical o lógica matemática, entre otras. Entonces veamos cuáles son sus características:
Requiere convivencia humana
Puede parecer obvio, pero este es un rasgo distintivo importante: se da entre personas y es algo que pensamos poco cuando decimos que alguien es muy inteligente por sus habilidades matemáticas, lingüísticas o cinestésicas.
Por eso, cuando hablamos de este término, siempre tenemos que resaltar su origen relacionado a la convivencia con la gente. Esto, en las organizaciones, se vislumbra en el trato con el cliente y en la forma en que se abordan problemas en los miembros de un equipo.
Exige una capacidad para autorregularse
Para que alguien sea interpersonalmente inteligente, es esencial que se conozca a sí mismo y sepa manejar sus propias emociones, ideas y reacciones. Esto significa que los vínculos con los demás dependen de la mesura de los individuos.
Piénsalo de este modo: no puedes saber si una emoción o una palabra tienen un efecto negativo si no conoces cuál sería tu reacción ante una acción parecida. Asimismo, solo puedes reaccionar de manera estratégica a esos estímulos externos si puedes autorregular tus impulsos.
Parte de uno mismo y no de los otros
Estar en un medio armónico de trabajo y colaborar con gente empática y positiva es bueno. Pero esto no significa que el equilibrio dependa de que se desarrolle de esa forma exclusivamente.
Por el contrario, esta habilidad debe partir de ti mismo, porque si no cuentas con estas aptitudes ni las ejercitas de forma autónoma, es probable que no sepas enfrentar nuevos retos o escenarios desconocidos.
Se basa en el entendimiento de los demás
La empatía juega un papel relevante en las relaciones interpersonales que se establecen de manera inteligente. Si ya conoces qué reacción tienen algunas situaciones en ti, es mucho más probable que sepas cómo van a reaccionar los demás.
De este modo, se forja un vínculo entre las personas, puesto que sabrás cómo actuar para no afectar a los que te rodean y para que ellos también resulten beneficiados por tus actos.
Funciona gracias a la comunicación efectiva
Como seres sociales, todo el tiempo estamos en comunicación con los otros, pues si no fuera así, sería imposible expresar nuestras ideas, preferencias o emociones. Por esta razón, este tipo de inteligencia exige que sepamos transmitir lo que queremos decir y entender lo que los demás intentan hacernos saber.
Ejemplos de actividades que requieren inteligencia interpersonal
- Negociar con el cliente
- Resolver una controversia con un equipo
- Solicitar un plazo de tiempo adicional para la entrega
- Trabajar de forma conjunta en una cuenta
- Reportar que no se alcanzó una meta
1. Negociar con el cliente
Llegar a un acuerdo con un consumidor puede ser complicado, sobre todo, cuando sus objetivos no compaginan con los nuestros. Esto puede deberse a la falta de recursos, el precio de un servicio o la búsqueda de mejores cláusulas en el contrato.
En estos casos, los gestores de ventas deben poseer las habilidades para escuchar de manera activa y entender a la perfección qué busca el cliente. Si no, será imposible saber qué le puedes ofrecer, cuándo hacerlo y por qué lo necesita.
Asimismo, la empatía resulta de primera importancia, ya que sin ella puede que no le des el valor debido a sus demandas, incluso, que generes disgusto entre tus interlocutores o des un mal servicio.
2. Resolver una controversia con un equipo
Para resolver un conflicto con un equipo laboral, hace falta un ambiente propicio de trabajo, pero también buenos canales de comunicación. Por tanto, no hay mejor forma de conseguirlo que mediante la inteligencia interpersonal.
En esta situación, es importante conocer todas las perspectivas sobre un mismo tema o problema. Solo así, luego de comprender las diferentes interpretaciones o posicionamientos, se puede buscar una alternativa que satisfaga a los involucrados y que soluciones el problema.
Es primordial que no te dejes llevar por las emociones, pues esto puede conducirte a problemas más grandes.
3. Solicitar un plazo de tiempo adicional para la entrega
A veces, es imposible que una asignación se cumpla dentro de los tiempos planeados. Esto puede deberse a una mala organización, pero también a fenómenos que no dependen del trabajo de los miembros de un equipo.
En cualquier caso, los representantes de la organización deben estar listos para negociar los términos de una entrega. Esto se puede simplificar si se ajustan a los principios de la inteligencia interpersonal. Por ejemplo: cuando un cliente ha establecido una fecha de entrega que no podrás cumplir, no vale la pena engañarlo. Al contrario, es necesario ser sincero y explicar los motivos del retraso, así como las razones por las que vale la pena cederte un plazo de entrega más amplio.
Por tanto, es fundamental tratar a los usuarios con tacto y empatía, puesto que con los que esperan un servicio dentro de los términos acordados.
4. Trabajar de forma conjunta en una cuenta
Aunque el 75 % de los empleados piensan que el trabajo en equipo es fundamental para cualquier empresa, lo cierto es que colaborar en el espacio laboral todavía puede ser un gran reto. Cuando cada persona desempeña un papel diferente, es más probable que la convivencia sea simple. Pero en escenarios donde todos deben darle seguimiento a una misma cuenta, es básico trabajar de forma inteligente.
La comunicación es el pilar de un trabajo en grupo exitoso. Si, por ejemplo, tu equipo de ventas es el encargado de mantener el control de las interacciones con los clientes, será importante que el resto sepa cuáles han sido los avances en la cuenta. De este modo, optimizarán sus labores y se asegurarán de que todo el personal haga lo necesario.
En algunas situaciones, también puede ser una buena idea apoyarse en herramientas digitales, como los CRM que facilitan la centralización de datos y que vinculan el dominio de la tecnología con la gestión emocional.
5. Reportar que no se alcanzó una meta
Nadie quiere enfrentar este escenario, pero te adelantamos que solo puede superarse con un buen uso de la inteligencia interpersonal: informar que no se ha cumplido una meta. Supongamos que tu departamento de ventas no ha alcanzado el objetivo del trimestre. Como líder, es tu responsabilidad informar por qué han obtenido este resultado.
Para esto, lo primero que tendría que hacer es reconocer las expectativas de la empresa y de sus dirigentes. De este modo, entenderás su posición. Luego, es elemental autorregularse para no dejar que tus emociones negativas desencadenen estrés o frustración.
Esto porque, al informar, lo ideal es que mantengas la calma y expliques los motivos del fallo de manera simple y concreta para que asumas compromisos para el siguiente periodo. Sin duda, esto es mucho más inteligente que culpar al personal o solo disculparse.
Cómo desarrollar la inteligencia interpersonal
Muchas personas no han conseguido desarrollar al máximo una gestión inteligente de sus relaciones. Esto no es algo malo, al contrario, representa una oportunidad de mejorar como profesional. Si te encuentras en esta situación o quieres ampliar tus habilidades para interactuar con los demás, pon atención en los siguientes consejos.
Aprende a escuchar de forma activa
Todo el tiempo recibimos información que viene desde fuera: sonidos, sensaciones e imágenes nos llegan de forma pasiva a través de los sentidos. Sin embargo, la inteligencia interpersonal requiere que mantengamos algo más que una posición receptiva, demanda que seamos activos.
Para practicar la escucha activa, lo primordial es entender qué es lo que nos quiere comunicar un interlocutor. Por tanto, tenemos que mantener nuestros canales sensoriales activos en todo momento, atender cada una de las interacciones que tenemos con otras personas y no descuidar ningún aspecto de esas conversaciones.
Comienza por analizar cada una de las palabras que recibes. Si esto se te dificulta, empieza con la lectura de un libro, intenta concentrarte en las palabras hasta que pongas completa atención en ellas. Una vez que lo logres, será cada vez más fácil enfocarte en lo que dice la gente.
Interpreta el comportamiento no verbal
Al interactuar con una persona, no todo son palabras que salen de la boca. El cuerpo y los gestos también forman parte de la comunicación y entender su significado puede ser de gran ayuda para comprender mejor el mensaje que te están transmitiendo.
En ocasiones, las expresiones faciales, los ademanes, así como la postura de la gente pueden darte un buen indicio de las emociones que hay detrás de lo que dicen. Reconocer esto requiere de una enorme sensibilidad y una capacidad de interpretar el comportamiento de los otros, puesto que podrías entender mal su modo de actuar.
Una buena estrategia para mejorar tus aptitudes de comprensión no verbal es tomar cursos de actuación. Si no tienes tiempo, puedes consultar algunos libros o podcasts de especialistas sobre el tema.
Desarrolla tus habilidades lingüísticas
Una vez dominada la técnica de escucha activa, es momento de desarrollar tus propias habilidades de expresión. Esto te permitirá comunicar lo que quieres decir de una forma adecuada, sintética y clara.
Además, con ello, también mejorarás el tono de tu voz, utilizarás un volumen entendible y tendrás una buena dicción. Intenta hacer oratoria o leer en voz alta para averiguar si se entiende lo que hablas. Asimismo, puedes leer documentos técnicos o literarios para conocer usos diferentes del lenguaje.
Conócete a ti mismo
«Conócete a ti mismo» es una frase muy popular entre los filósofos y lo es por un buen motivo: si no te conoces a ti mismo, lo más probable es que tengas dificultades para conocer a los demás. Por esta razón, es tan relevante la introspección.
Cuando logras reconocer e identificar tus emociones, te preparas para entender y empatizar con las emociones de los otros. Como resultado, tendrás la oportunidad de evaluar si una acción tuya impactará de manera positiva o negativa en los demás, lo que te orillará a comportarte de un modo más responsable, asertivo y socialmente aceptado.
Si bien el acompañamiento psicológico es ideal para este propósito, no es la única vía. Existen opciones como la meditación, practicar deportes o tener algún pasatiempo que pueden ser de gran ayuda para pasar más tiempo contigo mismo y comprenderte mejor.
No limites tus círculos sociales
Ahora es momento de poner en práctica tu sensibilidad y comenzar a interactuar con otras personas. En este punto, procura no limitarte a conocer solo un grupo de personas (colaboradores, familia o compañeros), mientras más gente trates, mejores habilidades desarrollarás para relacionarte con individuos de diferentes perfiles, personalidades y carácter.
Una buena idea es aprovechar tus pasatiempos y actividades fuera del ámbito laboral para conocer gente con gustos similares.
Asume retos y sal de tu zona
Para terminar, no hay mejor modo de crecer, tanto en lo profesional como en lo personal, que asumir retos. Este tipo de tensión te llevará a adquirir nuevas habilidades, probar límites y trabajar tu capacidad de adaptación, lo cual es fundamental para la inteligencia interpersonal.
Por otro lado, al salir de tu zona de confort, puedes fomentar aptitudes para afrontar diferentes obstáculos, generar ideas nuevas y estar listo para hacer frente a escenarios complejos con una actitud racional.
Sigue estas recomendaciones para impulsar tu crecimiento y liderazgo, así como para gestionar la forma en que interactúas con la gente. Recuerda que la inteligencia interpersonal puede mejorar significativamente tu desempeño laboral.