Un día, hace no mucho tiempo, en un negocio de Latinoamérica sonó el teléfono:
- Empresa XYZ: “buenos días”.
- “Quiero hablar con (nombre de dueño) para contratar los servicios de la empresa”.
- Hint: Correcto señor, en este momento él se encuentra en una reunión, pero le puedo comunicar con una de nuestras consultoras que está disponible para conv…
- “Prefiero que me regrese la llamada, yo solo hablo con dueños”. [Cuelga el teléfono].
—
Triste, pero lamentablemente cierto. Hemos escuchado que este padecimiento se presente de otras maneras…
- “Quiero hablar con El Bueno”
- "No lo sé ¿qué opina tu jefe?”
- “¿Quién toma las decisiones aquí?”
- “No me vayas a enviar a un empleado”
Definición de la Dueñitis
Enfermedad organizacional en la cual todos los problemas de marketing, ventas o servicio tienen que ser resueltos directamente por el dueño o director.
Esta enfermedad que se tipifica dentro de los problemas de gestión es mucho más común de lo que a algunos nos cuesta aceptar y como a cualquier negocio en crecimiento, nos ha parecido muy difícil erradicarla. Sin embargo, dicen que conocer el problema es la mitad de la solución y en el tiempo que nos hemos dedicado a conocerlo y a leer al respecto de esta condición, esto es lo que hemos aprendido hasta ahora…
El origen de la dueñitis
Esta enfermedad puede ser originada por tres tipos de virus:
1. El miedo. A soltar el control de un negocio, a confiar en otros, a "arriesgar" algo tan valioso como tu empresa.
2. El ego. Proyectarte siempre como la pieza clave ante tu equipo, tus clientes y proveedores, porque te gusta que así sea.
3. El status quo. El pensar que simplemente así he visto que se haga y así debe ser.
Estos virus están en todas partes. Se inoculan en nuestra mente desde que somos pequeños. A veces son útiles y nos protegen pero cuando queremos escalar un negocio, no tanto.
Dónde y cómo se presenta la dueñitis
La Dueñitis se fomenta tanto en nuestra empresa como ante nuestros clientes.
En nuestra empresa:
1. Cuando el dueño es el fundador y se espera que sea el autor único del desarrollo de la empresa. Después de todo, él o ella la concibió.
2. Cuando el dueño no sabe o no busca contratar a las personas correctas, capacitarlas o desarrollarlas, sino que prefiere a personas que solamente sigan instrucciones.
3. Cuando el dueño o jefe tiene a la gente correcta pero sigue dando instrucciones desmenuzadas y demasiado tácticas. Como estar dirigiendo a alguien paso por paso sin decirle cuál es su destino final.
4. Cuando hay problemas por no saber delegar y curiosamente, creemos que la causa fue no hacer las cosas nosotros mismos.
5. Cuando existe un apego no muy sano al liderazgo o protagonismo del dueño y por ello desestimamos las ideas de otros.
En nuestros clientes:
1. Cuando el dueño de nuestra empresa se involucra en la venta, los clientes a veces esperan que participe cercanamente en el resto de la relación.
2. Cuando nuestro cliente tiene la misma enfermedad, espera que nuestra empresa opere de la misma manera y quizás por empatía nos adaptamos o contagiamos.
3. Cuando nuestros prospectos y clientes confían más en el dueño que en la capacidad de la empresa de formar un gran equipo de trabajo.
¿Por qué hay que curar la Dueñitis?
Porque es contagiosa. Aunque la dueñitis es más común en empresas pequeñas, cuando estas crecen sin cura, se transforma en directoritis, gerentitis, coordinaritis, jefitis… etc. Hará que nadie pueda tomar una decisión sin validación de un superior y se muevan todos lentamente.
La rendición de cuentas tomará más tiempo que la ejecución. Y la ejecución estará más en manos de los líderes que los especialistas que deben llevarla al cabo.
En resumen, la dueñitis es un grillete para el crecimiento de la organización y de sus miembros.
Detección de la dueñitis
— Dígame Martínez ¿qué tan alto vuelan los cocodrilos? — Bajito, jefa… muy bajito… pero por supuesto que vuelan.
Para diagnosticar la dueñitis, observa los siguientes comportamientos…
1. Contradecir al dueño es mal visto (empezando por el dueño).
2. Las reuniones de planeación estratégica parecen más talleres de "cómo convencer al dueño".
3. Nadie tiene claro para dónde va la empresa en realidad.
4. Los "no dueños" no tienen interacciones de alto valor con los clientes.
5. Se usa demasiado el nombre del dueño en reuniones, aunque sean tácticas, para demostrar el valor de una idea o iniciativa.
6. Si hay una reunión con el dueño de lado del cliente, el dueño de nuestra empresa tiene que asistir. Así sea para un tema no estratégico.
7. Los emails de temas tácticos siempre son copiados al dueño.
8. Todas las iniciativas estratégicas que se ejecutan emanan del dueño.
9. Las decisiones sin el dueño se toman por comité, para evitar a un responsable único de una decisión.
10. Todas las contrataciones pasan por el dueño.
11. Al dueño se le ha escuchado decir:
◦ Es que de verdad que la gente no piensa.
◦ Eso pasó porque no me preguntaron.
◦ ¿Tengo que hacer todo yo?
◦ Al final los empleados están felices de recibir un cheque, mientras que uno carga con todas las decisiones.
◦ Estas nuevas generaciones… (en todas sus variantes)
¿Demasiados aciertos en tu organización? Es muy posible que, como muchas empresas en Latinoamérica, también hayan contraído esta enfermedad.
Remedios para la dueñitis
Debemos actuar y comprender lo siguiente:
• Deja de ejecutar. Quizás al iniciar tu empresa, era tu ejecución lo que la hacía brillar y eso se siente bien. Pero si quieres crecer, debes dejar atrás tu ego y dejar que otros lo hagan.
• Tu empresa es una misión y una visión. Los dueños la definen pero ellos no son la empresa. La misión y la visión se puede ejecutar de mil formas distintas. No te limites a lo que sale de tu cabeza. Una buena misión y visión es el combustible para que cada quien la adopte y la haga realidad colectivamente.
• El control es una ilusión. Cuando tienes a las personas correctas, no necesitan tanto control, como dirección e inspiración. No te desgastes en controlar todo lo que pasa sino en que todos quieran llegar hacia el mismo lugar. Delega y acompaña. Quien necesite demasiado control quizás no deba estar en tu organización.
• Apuesta por la nuevas generaciones. Los cínicos y los temerosos las ven negativamente. Pero, ¿no las nuevas generaciones buscan lo mismo que cuando tú empezaste?: confianza, responsabilidad y respeto. Trátalos como quieres que sean.
• Redefine las expectativas de tu rol. Tanto con clientes como con empleados, establece el cómo te involucrarás a nivel estratégico y no táctico. Así, serás a quien se le presente resultados, no a quien se le pregunte constantemente cómo llegar a ellos.
• Sigue una metodología de desarrollo organizacional. Hay miles. No intentes reinventar la rueda para desarrollar la tuya. Quizás hay una metodología específica para tu industria. Si puedes, una vez que la encuentres, busca a un experto que te ayude a ponerla en marcha, de la mano con tus directores, gerentes y coordinadores para que toda tu organización hable un mismo lenguaje para llegar a sus metas.
En Hint, creemos en organizaciones más sanas, aquellas que se caracterizan por un liderazgo flexible y centrado en las personas, donde podemos aprender de los errores y los objetivos son compartidos y alcanzados con la misma energía, por lo que acercarse al gerente, coordinador o incluso a un colaborador de recién ingreso implicará el mismo nivel de interés que como si fuera con el mismo director.