Tómate un minuto para recordar al mejor mentor que has tenido. ¿Cómo fue tu experiencia profesional antes y después de su apoyo?

Comenzar un programa de mentoring puede ser una de las mejores decisiones. Favorece la retención de los empleados y su desarrollo profesional, sin la necesidad de agregar costes extra: este tipo de programas utiliza los recursos existentes de una empresa.

A continuación, vamos a analizar qué significa ser un mentor empresarial y después abordaremos nuestros consejos para que seas un gran mentor.

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El mentor puede ser cualquier colaborador particularmente excelente en algún área de tu empresa. Puede destacar por su ejemplo, por su forma de comunicar y trabajar hacia los objetivos, su calidad humana y demás características deseables.

El mentoring es una práctica en la que no solo los nuevos empleados adquieren conocimiento valioso y una orientación práctica para sus nuevas actividades dentro de tu empresa, sino que es útil también para los mentores, ya que les permite seguir desarrollando sus habilidades y su capacidad de liderazgo.

¿Cuál es la diferencia entre coaching y mentoring?

Normalmente suelen confundirse estos dos conceptos, ya que ambos están relacionados al desarrollo. El coaching se enfoca más en el desarrollo de ciertos hábitos personales, actitudes o creencias; en cambio, el mentoring empresarial, como su nombre lo indica, está centrado específicamente en el ámbito profesional y de negocios. 

En otras palabras, el mentoring empresarial es una herramienta para hacer que los empleados desarrollen sus habilidades a través de una persona que les sirve de guía. Por su parte, el coaching puede ayudar a cualquier persona a cambiar su forma de percibir ciertas situaciones y cómo reacciona ante ellas en la vida diaria.

Las funciones de un mentor dentro de las empresas 

Los mentores pueden jugar roles clave en tu organización, de formas distintas de acuerdo con el rol hacia el que están dirigidos.

  • Cuando los jefes de equipo están resolviendo situaciones complicadas, otros empleados que tienen menos tiempo en el equipo requieren una segunda opinión o un asesoramiento específico que les ayude a mejorar sus resultados. Ahí es donde entra el mentor que ya ha estado en esa posición.
  • Otra de las funciones principales del mentor es compartir su experiencia con los demás y ser capaz de dar una crítica constructiva que ayude al desarrollo profesional de los empleados dentro de la empresa. Este tipo de mentoring puede estar dirigido tanto a los miembros nuevos como a los que llevan un tiempo en la organización, sobre todo en las etapas de transición hacia un nuevo puesto, en implementaciones de nuevos procesos o tecnológicas, así como en cambios que afectan a toda la entidad o algunas de sus áreas.
  • También hay mentoring a nivel emprendedor, ya que un empresario con experiencia puede ofrecer sus conocimientos a alguien que comienza recién en un ramo. Este tipo de apoyo es común en las pymes.

3 tipos de mentores

En un artículo para Harvard Business ReviewAnthony K. Tjan, el capitalista de riesgos, escribió sobre los tres tipos de mentores. A continuación analizaremos a cada uno.

1. Mentor de compañeros

Este tipo de mentor es más como un programa de aprendizaje que una orientación. Si alguien se está incorporando a un nuevo empleo o está en la etapa temprana de su carrera profesional, esta persona podría beneficiarse de tener a un mentor de compañeros en la empresa para la que trabaja. Podría ayudarlo a establecerse en su nueva labor y escalar hacia la cima del aprendizaje con más rapidez.

2. Mentor de profesión

Cuando la mayoría de las personas piensan en una orientación, lo primero que les viene a la mente es un orientación profesional. Los mentores de profesión tienen un nivel superior al de su discípulo en la misma empresa o en la que solían trabajar. Su propósito es fungir como asesores profesionales y defensores, así como ayudar a entender cómo es que las contribuciones de un discípulo encajan en sus objetivos profesionales a largo plazo e, incluso, en el panorama más amplio de los objetivos de la empresa.

Algunas empresas tienen programas de orientación profesional en la estrategia de desarrollo de su personal. Esto parece funcionar mejor cuando no se convierte en un sistema burocrático, sino en algo más parecido a un sistema voluntario, donde los empleados se ofrecen libremente a orientar a los nuevos trabajadores. «Debería ser algo que las personas sepan que forma parte de la filosofía de una firma», escribió Tjan.

3. Mentor de vida

Un mentor de vida normalmente es alguien que no se encuentra físicamente en el lugar de trabajo de un discípulo. Esta persona puede fungir como un punto de vista objetivo cuando esa persona enfrenta desafíos difíciles en su carrera profesional o considera cambiar de trabajo. Tjan escribió que los mentores de vida no deberían reemplazar a los mentores de compañeros o profesionales, sino que «existen para impartir su sabiduría en el ámbito profesional».

Lo más probable es que seas más de uno de estos tipos de mentores para varias personas y que tengas más de un par de discípulos a la vez. Hay algunos consejos que son muy certeros y que se pueden aplicar en cualquier tipo de orientación. A continuación, te los proporcionaremos para que te consolides como un gran mentor empresarial.

12 consejos para ser un gran mentor

1. Aborda cada orientación con un enfoque distinto

Más que clasificar en categorías las formas de relación que hay entre un mentor y un discípulo, la verdad es que todas son únicas. Al principio es importante que te tomes el tiempo de evaluar tu propio estilo y preparación, y pensar qué tipo de compromiso puedes y quieres tener.

Rebecca Corliss, especialista de desarrollo y cultura empresarial, recomienda hacerse las siguientes preguntas. Reflexiona sobre las cuestiones de esta lista que son relevantes para ti:

  • ¿Qué tipo de estilo de dirección tienes de manera natural o quieres tener?
  • ¿Qué expectativas establecerás respecto a tu estilo y cómo se trabajará mejor contigo?
  • ¿Cómo sabrás que tu discípulo logra tener éxito?
  • ¿Cómo le comunicarás al discípulo cómo es el éxito?
  • ¿Cómo esperas que sea el desarrollo de tu discípulo durante el curso de tu orientación?
  • ¿Cómo puedes segmentar su experiencia en fases para llegar a ese punto?
  • ¿Cómo usarás el tiempo que tendrás con tu discípulo de manera individual?
  • ¿Cómo explicarás las expectativas que tienes de las reuniones individuales (si procede) para que ambos estén en sintonía?

2. Establece expectativas en conjunto desde el principio

Una vez que hayas reflexionado sobre las preguntas del primer consejo, ambos, tú y tu discípulo, verán que es útil sentarse a conversar sobre las expectativas; en especial si apenas se están conociendo.

Por ejemplo, digamos que un alumno de tu antigua universidad te envía un correo electrónico donde te pregunta qué se siente trabajar en tu empresa. Es probable que te cuestiones si esa persona quiere trabajar para tu empresa o si solo tiene curiosidad por saber cómo es una empresa de tu industria. Entender exactamente cuál es su motivación te ayudará a dirigir la discusión en la dirección más útil para ambos. Sin embargo, si tu empresa no está en periodo de contratación o no te sientes cómodo ayudando a esa persona a obtener un trabajo, entonces debes establecer esas expectativas desde el principio.

3. Ten un interés genuino en tu discípulo como persona

La relación entre un mentor y un discípulo es muy personal. Si no conoces realmente a la persona, es muy probable que le des un consejo mediocre. Para llegar a destacarte como un gran mentor, primero debes conocer a tu discípulo a nivel personal.

Es probable que ya hayas pensado en algunas preguntas relacionadas con su profesión: cuál es su estilo de trabajo, cuál es su trabajo de ensueño, cuáles son los objetivos de su labor actual, entre otras. Pero ¿qué sucede con los detalles que hacen ser a tu discípulo único? Llegar a conocer a tu discípulo a un nivel más profundo te ayudará a crear una relación sólida y a entender quién es como persona, qué le gusta, qué no, cómo interactúa con los demás y otras cuestiones importantes.

Si tu discípulo te dice que tuvo un fin de semana genial, no empieces a hablar sobre la orientación de inmediato. Pregúntale qué hizo, con quién o cómo es su relación con esas personas.

¿Quieres saber cuál es un gran método para llegar a conocer a alguien? Conviértete en un escucha activo. Es más fácil decirlo que hacerlo: esto significa que debes hacer un esfuerzo consciente para realmente prestar atención a lo que dice tu discípulo, en lugar de pensar en lo que dirás a continuación. Es posible que te preocupe decir algo útil de inmediato, cuando, en realidad, lo mejor que puedes hacer para tu discípulo es escuchar con atención lo que dice, hacerle preguntas abiertas para profundizar más y actuar como una caja de resonancia.

Lo cual nos lleva al siguiente consejo...

4. Identifica cuánto debes esperar antes de dar un consejo

Cuando estás orientando a alguien, es probable que te sientas presionado a darle un consejo de inmediato, pero no todos los comentarios son constructivos. Proporcionar un consejo inútil o que no es bienvenido puede ser perjudicial para su relación. Un gran mentor sabe cómo determinar si una situación es apta para proporcionar comentarios improvisados o pensar un poco más en lo que se dirá.

Corliss llama a esto «el botón de pausa».

«Un buen mentor sabe cuándo presionar el botón de pausa durante una conversación», aseguró. De vez en cuando, una conversación podría tomarnos desprevenidos. Por ejemplo, tal vez alguien hace una pregunta sobre recursos humanos o tiene un problema serio con otro empleado. Quizá alguien dice algo que te enoja o molesta. Si no tienes la información, la experiencia o el estado emocional correctos para reaccionar adecuadamente ante una situación, entonces debes presionar el botón de «pausa». Eso te dará la oportunidad de obtener más información, hablar con tus fuentes y proporcionar una respuesta clara y valiosa.

Así se vería esta estrategia en una conversación real:

«Gracias por compartir esto conmigo. Me tomaré algo de tiempo para reflexionar sobre ello antes de que continuemos. Para mí es importante darte la mejor solución posible. ¿Qué te parece si seguimos hablando sobre esto [mañana/la próxima semana/en la siguiente reunión]? Me aseguraré de añadirlo en mi programa».

5. Mejora tu inteligencia emocional

Ser inteligente emocionalmente es una parte de ser un mentor increíble. Cuando te conviertas en el mentor de alguien, empezarás a conocer su personalidad, sus anhelos, sus necesidades, las experiencias que lo han formado y cómo enfrenta las diferentes situaciones.

Los mejores mentores saben cómo liberar esta información al hacer las preguntas correctas, leer el lenguaje corporal del discípulo, ser de mente abierta e, incluso, reconocer y controlar sus propias emociones.

6. Pregunta y no asumas algo sobre tu discípulo

Es fácil dejarse llevar por los estereotipos o no ver una situación desde la perspectiva de otra persona. Por eso los grandes mentores reconocen que es su responsabilidad ir más allá de los supuestos comunes al realizar preguntas y profundizar en ciertas cuestiones. Esto es particularmente eficaz si estás orientando a alguien que está en la etapa temprana de su carrera profesional o si los dos apenas están conociéndose y no están seguros sobre cuán transparentes deben ser.

Por ejemplo, digamos que estás orientando a alguien que tiene problemas para hablar con su jefe. En lugar de comentar una historia sobre alguna de tus experiencias en la que tuviste problemas de comunicación con alguno de tus superiores, pregúntale al discípulo cuestiones que sacarán a flote los detalles importantes de su problema. Hazle preguntas detalladas sobre la relación que tiene con su jefe y no asumas que entiendes su estilo de trabajo solo por sus conversaciones, ya que probablemente trabaja y se comunica de manera diferente con su jefe.

Únicamente cuando hayas logrado conocer el fondo de un problema, es cuando debes compartir comentarios útiles y relevantes, sin tomar decisiones por tu discípulo. Eso depende de esa persona.

7. Sé realmente honesto sobre los errores que has cometido

Estar dispuesto a compartir tus propios errores y fracasos es uno de los mejores dones que puedes tener como mentor. Esta no solo es información útil para resolver un problema, sino que también ayuda a mejorar la confianza con el discípulo, le da permiso de compartir sus propios errores y fortalece la relación en general.

«Los jóvenes no siempre se sienten cómodos al hacerse responsables de un error o al admitir que están teniendo dificultades en cierta área», comenta Emma Brudner, quien fue Directora de Marketing, Blog y Comunidad de HubSpot. «Si te declaras responsable de tus errores y dificultades, harás que ellos se involucren y quieran compartir sus experiencias contigo».

Leslie Ye, Manager Senior de Comunicaciones de HubSpot, está de acuerdo con esto. Ella sugiere reflexionar sobre los problemas que enfrentaste y con los que tropezaste en ese mismo punto en el que se encuentra tu discípulo en su carrera profesional. «Escuchar cómo es que alguien más enfrentó un desafío siempre es útil para una persona que está teniendo esa experiencia por primera vez», comenta. «Incluso si no resuelven los problemas de igual manera, es de gran utilidad que tu discípulo escuche varias perspectivas».

8. Celebra sus logros

Debido a que las personas a menudo buscan o acuden a un mentor para ayudarlos con situaciones difíciles, muchas conversaciones de orientación giran en torno a los aspectos negativos. Cuando te tomas el tiempo para destacar e incluso celebrar los éxitos y logros de tu discípulo, no solo balanceas el ánimo de esas conversaciones; también aumentas la seguridad de tu discípulo, refuerzas el buen comportamiento y lo mantienes enfocado y motivado. Según sea la relación que tengas con tu discípulo, este también podría buscar la aprobación de sus mentores; distinguir su éxito es una forma de satisfacer esa necesidad psicológica de reconocimiento.

Seleccionar una estrategia para celebrar sus logros depende de ti. Por ejemplo, si estás orientando a un compañero para que se incorpore a su nuevo trabajo, puedes elegir reconocer su logro públicamente al compartir el éxito que obtuvo con su equipo o incluso solo con su jefe.

9. Da más de lo que pides

Algo hay de cierto en el refrán que dice «es de bien nacidos ser agradecidos». Por ejemplo, es muy común recordar a aquellos mentores que salieron de su rutina para reunirse con nosotros y tomar un café, que nos dieron sus comentarios sobre algunas de nuestras elecciones laborales o que nos indicaron en dónde obtener recursos. Los mejores mentores suelen ofrecer su tiempo y sabiduría sin obtener nada a cambio para influir positivamente en la carrera profesional de sus discípulos. 

«Da más de lo que pides» es como lo propone Ye. «Por naturaleza, la mayoría de los discípulos tienen menos que ofrecer porque son más jóvenes y tienen menos experiencia. Puede ser difícil pedir ayuda si sientes que eres una carga para alguien más. Dar consejos o ayudar a los demás (y dejar en claro que lo haces por gusto) es de gran ayuda para aliviar esas ansiedades».

10. Busca clases o proyectos que se relacionen con las habilidades que tu discípulo quiere desarrollar

Los grandes mentores buscan situaciones (algunos incluso llegan a crearlas) en las que sus discípulos puedan involucrarse para aprender las habilidades que quieren dominar. No importa cuánta experiencia tengas en la industria en la que tu discípulo trabaja o en la que quiere trabajar; puedes proporcionarle recursos útiles para ayudarlo a que sea exitoso.

Puede ser cualquier cosa, desde ponerlo en contacto con alguien que tenga experiencia en su trabajo o industria de ensueño, o enviarle un sitio web de una conferencia o clase a la que debería registrarse. Toma nota de las áreas en las que quiere crecer tu discípulo y siempre busca oportunidades para guiarlo por la dirección correcta.

Si ambos trabajan en la misma empresa y estás involucrado en su experiencia, Corliss sugiere involucrarlo en nuevos proyectos conforme pase el tiempo y así construir una base sólida.

«Empieza con algo que proporcione contexto», declara Corliss. «Algo que requiera investigación y que en realidad sea valioso. Luego asígnale una tarea pequeña que normalmente pasas a los internos o discípulos, como un correo electrónico semanal o un post. Esto le ayudará a tu discípulo a aprender cómo es que debe desarrollar la responsabilidad sobre algo, incluyendo cómo ejecutar y lograr un objetivo por su propia cuenta. Después comienza a construir su desarrollo sobre esa base».

11. Resuelve problemas a largo plazo

Trabaja con tu discípulo como si fueras a ser su mentor para siempre. Esa mentalidad hará que te sea más fácil proporcionarle una guía a largo plazo y le ayudará a tomar decisiones que irán más allá de la orientación que tenga contigo.

Esto es particularmente importante si trabajan en la misma empresa, porque lo ayudará a tener un impacto más grande en tu empresa. «Darle mucha responsabilidad podría dejar un hueco cuando se marche, pero ¿por qué querrías limitar el impacto que puede tener tu interno para poder encontrar una transición más sencilla?», cuestiona Corliss. «Es mejor haber amado y perdido, a no haber amado jamás».

12. Predica con el ejemplo

Por último, pero no por eso menos importante, sé un modelo positivo. Tu discípulo puede aprender mucho de ti al observar tu comportamiento. Selecciona información sobre tus «éticas, valores y estándares; estilos, creencias y actitudes; métodos y procedimientos», escribe E. Wayne Hart para Forbes«Es más probable que siga tu ejemplo, adapte tu enfoque en su propio estilo y aumente la seguridad que tiene en sí mismo a través de la afiliación contigo. Como mentor, debes ser muy consciente de tu propio comportamiento».

A fin de cuentas, ser un gran mentor toma práctica y paciencia. Cuanto más trabajes con ciertos discípulos, más aprenderás sobre ellos: su estilo de comunicación, cómo procesan los comentarios y cómo buscan lograr sus objetivos. Al mismo tiempo, aprenderás mucho sobre ti mismo: qué tan eficiente eres al explicar ideas para que los demás las puedan entender, qué tan bien puedes controlar tus emociones o si eres capaz de proporcionar una visión que motivará a otras personas, entre otras cuestiones.

Ser un mentor probablemente será una experiencia igual de gratificante para ti, como lo será para tus discípulos.

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Publicado originalmente el 13 de agosto de 2020, actualizado el 19 de enero de 2023

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Desarrollo Profesional